Día con día veo gente poco capacitada en los medios de comunicación. Sea frente a una cámara de televisión o en una columna del periódico, sienten el derecho de expresar lo que se les viene en gana tomando como escudo la libertad de expresión. Bajo este esquema, siento la obligación de crear mi propio espacio para opinar sobre esos mismos temas y, ¿por qué no?, de exponer lo que no me agrade de su ejercicio como comentaristas.